"Trump y su mirada sobre el Golfo de México: Un análisis actual" | Opinión | EL PAÍS México
Entre las numerosas repercusiones ocasionadas por el asalto a las Torres Gemelas, en el vigésimo octavo aniversario del fallecimiento de Salvador Allende, se produjo una que resonó incluso en la cocina. La negativa de Francia a apoyar a Estados Unidos en la invasión a Irak desató un fervor patriótico: las papas a la francesa pasaron a denominarse papas de la libertad.
Aquí vamos de nuevo. Algunas jornadas atrás, el desquehacerado presidente electo Donald Trump —retomando una vieja propuesta de un legislador estatal de Mississippi— realizó una declaración con propósito indefinido. Planteó que el cuerpo de agua bordeado por sies estados mexicanos, cinco estadounidenses y Cuba deje de llamarse Golfo de México para llamarse Golfo de América.
Como ocurre con cualquier territorio, las aguas que rodean México trazan barreras concéntricas que lo protegen y aíslan. Son fortalezas. Murallas líquidas. Zonas de poder que se difuminan con la distancia: entre más lejos, menos control.